jueves, 28 de enero de 2010
ENVIADOS 'ESPECIALES' A HAITÍ
Ilustración Blanca Nieto
Hace un par de días volvió el enviado especial de Euronews en Haití. Contaba en la redacción que el trabajo había sido muy duro no sólo por las condiciones de la isla, sino también por la dificultad de relatar el caos, la destrucción, la muerte, la vida, la esperanza con un sólo equipo y un raquítico presupuesto.
Explicó algunas aventuras y desventuras en el ejercicio de esta profesión nuestra en un país que en 60 segundos había perdido lo poco que tenía. Lo poco que tenía o el 60% del PIB, como calcularon los señores reunidos en Canadá. Luego en Davos. Y luego en a saber dónde. Como si las miles de víctimas y el sufrimiento fuesen parte de un PIB cuantificable.
Contó también que las ONG se mueven por el país mejor que la ONU, que anda más bien despistada. Ahora, una vez en casa, las imágenes desfilan afiladas por su cabeza. Lo imagino como flashbacks de una película espeluznante. Pero entre todas las historias me sorprendió una anécdota. Después de tres días sin comer -cuenta- se acercó a una ONG donde estaban cocinando una gran cazuela de albóndigas. Les preguntó si le podían dar un poco de aquel guiso. La respuesta fue contundente: “Esto es para los que vienen aquí a salvar vidas”. Me dolió. No sé a él. No por la comida, claro. Sino porque esa frase te enfrenta a los fantasmas de la profesión. Otra vez, replantearte cuál es tu función en un lugar lleno de cadáveres y cámaras. Contar. Sí. “Esto es para los que vienen aquí a salvar vidas”. ¡A la prensa ni agua! Esto no sé si lo dijeron. Probablemente alguno lo pensó. Y nos guste o no, así es como ven muchos colectivos a los medios de comunicación. Muchas veces, aunque pese decirlo, con razón.
¿Por qué no soltar la cámara y el micro y ayudar a la gente? Siempre esa pregunta procedente del exterior y del interior. Y luego otra: ¿Por qué en el Nueva York del 11-S no vimos ni un cuerpo desgarrado y en Haití estas imágenes de cadáveres amontonados, aprisionados entre las ruinas? La respuesta es obvia pero cuesta reconocerla.
Susan Sontag en su libro “Ante el dolor de los demás” cuestiona hasta qué punto las imágenes son capaces de indignar, movilizar, conmovernos o volvernos completamente insensibles ante el dolor de los demás. Porque –que se sepa- no existe una correlación directa entre más imágenes y más capacidad de reflexión. De hecho, en la mayor parte de los casos la saturación de imágenes provoca insensibilidad. A pesar de que ahora la mayoría de los medios -sobre todo televisivos- apelen a los sentimientos, a las emociones para hipersensibilizarnos. Una curiosa forma de informar. Tal vez antes también lo hiciesen pero ahora la tecnología acentúa esa sensación.
Imágenes. Saturación. Insensibilidad. Imágenes. Solidaridad colectiva. Sobredosis de imágenes. Comunicación. Imágenes. Dinero. Enjambre de medios. Dinero. Gobiernos. Imágenes.
Es fácil ponerse de parte de unas víctimas que no tienen connotaciones políticas. En un desastre natural el 'enemigo' es común; el destino, la Tierra, el cambio climático, la deforestación. La realidad de las víctimas de algunas guerras cuesta más de asimilar. Detrás de ellas hay un enemigo político que tal vez no conviene molestar.
Imágenes. Saturación. Insensibilidad. Imágenes. Solidaridad colectiva. Sobredosis de imágenes. Comunicación. Imágenes. Dinero. Enjambre de medios. Dinero. Gobiernos. Imágenes.
De todas formas, ¿alguien le ha explicado al señor de la ONG que sin esa información- sí, a menudo poco acertada- la opinión pública no les daría ni un duro? ¿O se creen que las ONG escapan a esta pesada maquinaria y asfixiante lógica capitalista? Mientras dure la noticia habrá dinero. Mientras la noticia dé dinero seguirán las cámaras.
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¿El pez que se muerde la cola?
ResponderEliminarUn beso
Todo es un negocio y la prensa lo tiene que alimentar, como empresa publicitaria que es.
ResponderEliminarLos reporteros independientes están en vías de extinción. Todavía subsisten algunos a los que les toca muy de cerca y casi siempre acaban muertos, valga el ejemplo de Rusia.
Como trabajador de una empresa, estás a expensas de sus objetivos, y no son humanísticos, no.
¿No cobran los medios por los anuncios que recaudan para las víctimas del terremoto?
¿Es que acaso la situación de Haití no existía antes del terremoto?
¿No es culpa de los países que ahora van a ayudar y que antes pusieron a sus dictadores marionetas y envían ahora a sus medios de información?
¿No son los mismos que explotaron todos sus recursos dejando a cambio una deforestación fulminante?
¿Es que no cobran comisiones los bancos por cada donativo que se hace para Haití?
¿Cómo va a funcionar la ONU si el jefe de la misión y su adjunto, entre muchos otros, murieron en el mismo terremoto?
¿Acaso no son suficientes tres días para cubrir una noticia como esta e irse sin molestar más y sin comer?¿O pretenden descubrir quién originó el terremoto?
¿Realmente es importante que justo ahora nos informen sobre la situación de Haití?
¿Qué está pasando en el Congo?¿Y en Cachemira?¿Y en Angola?¿Y en Sierra Leona?¿Y en Somalia?
¿Qué fue de la gripe A?
Mira que hay sitios para repartirse y están todos en Haití.
No importa. Al fin y al cabo todo lo que pasa sirve para mantener el sistema en que vivimos.
Y el papel que le toca al periodismo (y en este punto hay que recordar que los que se dedican al corazón podrido, a los sucesos escabrosos, etc., también son periodistas)no es más que el de ofrecer pensamientos de los que cada uno coja lo que le apetezca para funcionar como le parezca en la vida. Al menos, en un país acomodado.
Por ejemplo,
http://www.elmundo.es/america/2010/01/22/noticias/1264138528.html
Cómo no: Pérez Reverte
Sin ánimos de ofender a la profesión, creo que el periodista se tiene que desmitificar y dejar de retroalimentarse en un discurso que la misma profesión ha creado.
Sólo he leído dos noticias sobre el tema: la del enlace y la tuya.
Lo siento, me has cogido inspirada.
Pero...¡¡¡Cuánto nos querrrremos!!!,¿eh?
Sic transit gloria mundi
ResponderEliminarMI PRIMA MAMEN DIXIT:
ResponderEliminarEs una desgracia lo de la mitad de esa Isla. (Que a algunos locos no les parece desastre natural, pero...hey! también J.Verne tenia mucha imaginación. Mirad el proyecto HARP, que dicen que se ha desarrollado con las investigaciones de Tesla.)
Los males de la sociedad reducidos a un gran pecado capital: LA AVARICIA los monopolios destrozan el mundo, la libertad y la variedad.
El mio pecatto personal es LA PEREZA, porque mientras estas cosas pasan escribo sentada en mi silla rotatoria. Preocupada por mis romances y mi compleja natilla existencial. Mientras veo programas de la fox y mi cerebro es lentamente programado, para moldearme y hacerme sencillamente mas idiota, mas manejable, mis preferencias personales impuestas y cada vez mas conocidas por vendedores de productos y controladores sociales. Y yo, aun sabiendo esto sigo subiendo mis fotos al Facebook, perdiendo el sol diario y sustituyéndolo por una pantalla de plasma. Alucinando en películas comerciales de 3D que alteran mis emociones y me llevan a la cúspide de un salto de caída libre. Y me sube la adrenalina y toco el cielo mientras la mitad de la población del planeta vive desgraciada y hundida en miseria. Y destrozada por guerras reales que destruyen su fe en la vida. Mientras a mi me sale un rabo peludo y unas orejas altas como a los amigotes de pinocho. Y me venden que desembolse dinero para ayudar a la gente, mientras me asustan de ayudar a mi vecino. No sea que me estornude encima o me de la mano y me contagie la gripe A. Menos mal que me he comprado el bote desinfectante.