Et oui, c'est grave. No acabo de percibir si es Francia la que tiene sarkozitis o si es Sarkozy quien tiene a Francia cogida por las partes bajas provocándole esa dolorosa e inflamatoria enfermedad. Esperemos que no sea crónica.
A los franceses se les llena la boca de orgullo histórico cuando pronuncian la palabra République, con esa e a medio abrir y esa u tan francesa y pitiminí. Lejos quedan ya los tiempos en los que las testas rodaron y tiñeron de sangre azul los adoquines parisinos. Si levantaran la cabeza los que la perdieron en aquella época de guillotina fácil se toparían con una nueva y dura realidad: una République con familia real.
A lo que se ve, los franceses, a pesar de su incontestable orgullo republicano, echaban de menos las intrigas versallescas, los bailes de salón cortesanos, las pelucas imposibles, los corsés asfixiantes y las alzas insufribles. Tal vez por eso la opinión pública y, en especial, los medios de comunicación del Hexágono miran embelesados al autoproclamado rey de las Galias en su nueva vida palaciega, con princesa plebeya incluida, que es lo que se lleva ahora.
La familia Sarko acapara buena parte del papel couché galo. La relación de Sarkozy con Carla Bruni ya empezó con una representación teatral para la prensa paseando su amor adolescente y puro por Disneyland. Los franceses, pobres, acababan de descubrir que el corazón y las historietas de principillos y princesillas dan muchos beneficios. Para que luego digan que los españoles estamos a años luz. Si hubiesen mirado antes hacia el sur...
Pero eso es lo de menos. Lo realmente preocupante es que los medios – llamados irónicamente serios- le bailen el agua al presidente con un descaro apabullante. Desde su investidura, Nicolas Sarkozy parece gozar de una cláusula de protección mediática inquebrantable, como aquella de la familia real española. Protegido de toda desventura, los medios franceses, teles, radios y prensa, se las apañan para tapar cualquier traspié del emperador y jalearle al mínimo logro.
A nuestros vecinos del norte se les olvida el nombre de su primer ministro, desaparecido bajo la inmensa sombra de un hombre bajito e hiperactivo. Un hombre que cunde y al que le gusta cundir. Pronto lo veremos en su nueva y esperada faceta, la del entrañable abuelo Nico. Está por ver si estas Navidades también mandan una postal familiar como SS.MM. de España. A ser posible sin retocar con PhotoShop, s.v.p.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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En el país galo, Sarkozy propone ahora que la felicidad sea un factor para el cálculo del bienestar económico y del PIB... Cuando Francia es uno de los países donde los casos de depresión hacen más mella en la población. Si no permitieran hacer tropelías económicas y sociales a los muchos "Lagardére" franceses (y en concreto al Arnaud Lagardère, amiguísimo de Nicolas Sarkozy), los franceses serían mucho más felices, sin duda. En todo caso, me pregunto cómo se puede medir la felicidad. Seguro que algún laboratorio francés sarkozyano ya está pensando en desarrollar un test como los de las pruebas de emabarazo... O bien píldoras de la felicidad "prozarkozy"... todo sea por las estadísticas, el demonio de las estadísticas.
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